Este es un segundo post de José Mas Asturias sobre su experiencia y misión en Kosovo.

José que es Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Lérida directamente fue seleccionado para identificar y gestionar proyectos en el terreno. Hoy regenta las bodegas Mas Asturias.
En esta entrada, dividida en tres partes, José, nos cuenta sus primeros pasos en Cooperación y nos explica los detalles pormenorizados para el éxito del proyecto que ha gestionado.
Tal y como te anticipaba en la entrada anterior, Proyectos de Rehabilitación post conflicto en Kosovo en el que te contaba el contexto de Kosovo, mi proceso de selección y preparación, en esta ocasión voy a hablarte del proyecto en sí.
En primer lugar, debo comentar que la respuesta de la comunidad internacional al conflicto de Kosovo fue impresionante.
Por citar un ejemplo, incluso la red de emisoras de la Cadena 40 Principales organizó en su segunda edición de “Principales Solidarios” el 16 de diciembre de 1999 en el Palacio de los Deportes de Madrid, un concierto solidario bajo el eslogan Hoy tocamos por los refugiados de los Balcanes, que contó con las actuaciones de La Oreja de Van Gogh, Joaquín Sabina, Hevia y Celtas Cortos.
Por la cantidad de dinero que se donó y por la cantidad de organizaciones que se desplazaron. Hubo momentos en que creo que había más expatriados extranjeros y trabajadores locales trabajando en la reconstrucción del país, que población local. Y proyectos muy importantes. De hecho hubo momentos que hasta era difícil coordinar tanta actividad y tantos proyectos.
Había que reconstruir todo un país en todos sus facetas, desde las infraestructuras, servicios, el propio gobierno,….Y creo que al ser casi vecinos nuestros, la respuesta fue enorme.
El proyecto en concreto en el que participé, estaba enmarcado en el Llamamiento integrado y revisado efectuado por el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja en respuesta a la situación en los Balcanes de 1.999 y la parte que a mi me afectaba y correspondía consistía en la organización de la reparación de maquinaria agrícola, sobre todo tractores.
Estos habían sido quemados por el ejército Serbio, en su camino de retirada. Utilizaron una especie de líquido inflamable que destruye rápidamente la máquina. El nivel de daño de estos es variado, desde completamente quemados, hasta algunos donde solo les faltan las ruedas y alguna pieza. Algunos habían sido tirados por barrancos y había que sacarlos.
Para la zona, que es mayormente rural y agrícola, el tractor es muy importante al tratarse de su elemental medio de vida.

Kosovo, era una provincia Serbia muy poco desarrollada, a pesar de ser parte de Europa. Creo que se nota tantos años de comunismo. Estos tractores eran una maquinaria un poco anticuada, de los años 60 y 70, de la marca IMT, Massey Ferguson, fabricados en Serbia.
Este proyecto es uno más dentro de la actuación global de Cruz Roja Española (CRE) en Kosovo. Otros de los proyectos desarrollados fueron:
- la reconstrucción de escuelas en toda la zona con unos resultados impresionantes y una población agradecidísima,
- la reconstrucción integral del pequeño pueblo de Lesane,
- la rehabilitación, equipamiento de varios centros de salud y capacitación de su personal en temas de emergencia médica y equipamiento de una red de comunicaciones.
Como suele ser habitual en estos escenarios “post conflicto” hay que decir que a medida que avanza la actuación y presencia de las distintas agencias y organizaciones, y que una vez que el país recobra una cierta normalidad, los proyectos pasan de ser de reconstrucción / rehabilitación, a proyectos más de desarrollo, y generadores de ingresos para la población local, como por ejemplo, la instalación de un centro de procesamiento de leche y reparto de ganado
Meses antes de la actuación en Kosovo en sí, CRE había tenido un papel importante en la gestión y organización y puesta en marcha de los campos de refugiados que se instalaron en Hamallaj – Durres (Albania).
De hecho, algunos de los primeros cooperantes presentes en Kosovo, procedían del campo de refugiados de Albania, como el Jefe de Misión José Luis Pascual.
Así que puede decirse que Cruz Roja estuvo presente desde el principio hasta el final.
Primera fase del proyecto
La primera parte del proyecto, y esa era la parte por la que me mandaron a mí al principio, fueron tres meses de evaluación de necesidades,
más concretamente se visitaron más de 1.000 familias en la comuna de Suhareka (Suva Reka en serbio) , y se evaluó el daño el sus tractores. De entre estos 1.000 tractores, se identificó quienes eran las familias más vulnerables, (solo se quería reparar la maquinaria de los casos más necesitados, y para ello trabajamos con la Cruz Roja local de Suhareka, que conocía la situación de cada familia) y se redactó lo que sería el proyecto, con su calendario de actuación, presupuesto, lo más detallado que se pudo. Este proyecto se presentaría a diferentes donantes, para ver si lo aprobaban y daban los fondos, y en caso afirmativo habría que ponerlo en marcha.
Esta primera fase hay que decir que es más un trabajo de buena selección de los beneficiarios, y evitar posibles picarescas, pues muchas familias, aun disponiendo de medios para arreglarse ellos los tractores por sí mismos, querían estar incluidos en el proyecto.
Teníamos casi un trabajo de investigador. Hay que decir que muchas familias que viven en Kosovo tienen familiares en países como Alemania o Suiza, y estos tienen una buena situación económica. A pesar de que todos sufrieron los desastres de la guerra, CRE debía ayudar y priorizar a las familias más vulnerables.
Al final de estos tres meses, el proyecto fue presentado, aprobado, se encontró la financiación a través de UE y la AECI (hoy AECID).
Ya se podía pasar a su puesta en marcha. Al final se trataba de un proyecto de más de dos millones de euros, con más de quinientos tractores a reparar y un equipo humano, casi todo local, de más de cincuenta personas. Yo fui el elegido para seguir con el proyecto.
También tenía el apoyo en la zona de un jefe de misión español, y de un gestor, que controlaba los gastos y facturas. Y teníamos un año, para poder realizarlo. Era todo un reto y muy emocionante.
Este proyecto tenía la particularidad como hemos dicho que era delegado del CICR a CRE. Lo que significa que la titularidad del mismo era de nuestra organización internacional y su gestión había sido cedida a Cruz Roja Española. Yo estuve siempre bajo “el paraguas” del CICR, a nivel de infraestructura, oficinas, alojamiento, etc en Prizren.

Para mi fue más enriquecedor poder estar con expatriados de todo el mundo, que si hubiese estado exclusivamente con otros compatriotas.
Segunda fase del proyecto:
Se instalaron 6 talleres de mecánica y uno de electricidad, un poco repartidos por toda la comuna de Suhareka.
Todos los talleres eran locales, ya existentes, y CRE les apoyó en su rehabilitación, pues también habían sido dañados. Y en ellos trabajaron cuarenta mecánicos también locales. Y creamos un equipo de control de tres personas que debían supervisar que las reparaciones se hicieran bien. Se buscaron los proveedores de las piezas originales para la maquinaria, se negociaron los precios.
Debo resaltar dos puntos importantes a la hora de implementar un proyecto:
El primero es que hay que utilizar el dinero como si fuera nuestro, de una forma rigurosa y transparente. Hay que ser muy eficaz y muy eficiente con el dinero y justificar hasta el último céntimo.
Y el segundo, y eso también lo encontramos en la fase de evaluación, hay que conseguir llegar al destinatario más necesitado y vulnerable. Por mucho que cueste. Al final mi trabajo allí fue, aparte de gestionar este grupo humano de más de cincuenta personas y los dos millones de euros, un trabajo de supervisión muy detallado, verificando que las familias seleccionadas fueran las correctas y adecuadas que se habían establecido en los criterios.
Como conclusión del proyecto, al final se arreglaron los 500 tractores, seguramente había muchas cosas que se podían haber hecho mejor, pero creo que el resultado fue aceptable. Se llegó a los más vulnerables y las reparaciones fueron correctas.
De hecho algunos años más tarde, los tractores siguen funcionando. Se adquirió mucha experiencia, que luego se utilizó en otro proyecto similar, pero esta vez en la comuna de Malishevo.
Y este, con la experiencia del anterior, si que fue un rotundo éxito, donde todas las etapas estaban muy bien definidas, se centralizó todo en un gran taller de referencia, la selección del personal fue mejor, en fin, que como suele ser habitual, la experiencia no tiene precio.
La Cruz Roja Noruega visitó nuestro proyecto, se lanzó a realizar uno similar en otra zona.
Este relato será completado con un tercer post sobre el significado para mí de trabajar para una organización como Cruz Roja; relación con el personal nacional y valoración de mi experiencia personal.
Gracias por tu atención y como suele ser habitual, agradezco tus comentarios.