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Consecuencias de la guerra

37 años en Cruz Roja: Pontevedra – Pyongyang – Benguela


Durante estos días se conmemora el 150 aniversario de la Fundación de Cruz Roja Española #CruzRoja150 y este evento que ocurre tan pocas veces en la vida de uno, me lleva a reflexionar y a poner en orden algunos de los hitos mas significativos de mi relación e involucración con Cruz Roja.

Son muchas las actividades, exposiciones, encuentros, reflexiones, concursos, homenajes, iniciativas que se están llevando a cabo por toda la geografía española, dada la presencia de Cruz Roja a través de su extensa red territorial.

Cruz Roja Española es una organización en permanente evolución y adaptación a la realidad. En los últimos años ha consolidado la intervención social con los colectivos vulnerables (personas mayores, refugiados e inmigrantes, afectados de SIDA, drogodependientes, infancia y juventud, población reclusa, discapacitados, mujeres en dificultad social), y por otro lado ha experimentado un espectacular incremento de los programas internacionales (cooperación al desarrollo, ayuda humanitaria, cooperación institucional) que ha supuesto un importante incremento de los recursos humanos y materiales dedicados a este ámbito.

Según los datos provisionales de la Memoria de 2013, existen:

  • 1.987 Puntos de Atención directa
  • 674 Asambleas Locales,
  • 52 Asambleas Provinciales
  • 17 Asambleas Autonómicas
  • 2 Asambleas de Ciudades Autónomas

El número de usuarios de intervención social que han recibido apoyo específico por causas relativas a la crisis socio-económica han ascendido a 1.685.650, lo que supone un 17 % más, que en el año 2012.

Quiero compartir esta “línea del tiempo” o cronología interactiva, con los principales hitos sobre estos intensos años de Cruz Roja Española marcados por su acción humanitaria en todo momento.

Y puesto que Cruz Roja está integrada por cientos de miles de personas tanto aquí como en todo el mundo, yo quiero hacer mi particular reflexión y de alguna forma, resumir con ciertas pinceladas personales los 37 años, de estos 150 años de historia de Cruz Roja, que llevo involucrado en la organización.

Como contaba en una entrada anterior, mis inicios en Cruz Roja se remontan a 1977 en Pontevedra, en mi caso particular me sentí atraído por participar en un curso de socorrismo y primeros auxilios. Este tipo de cursos te habilitaban para poder auxiliar a personal de enfermería y médicos que solían atender los Puestos de Primeros Auxilios que se habilitaban de forma permanente o específicamente en grandes aglomeraciones de público.

Si quieres saber más detalles, este es el enlace a mis orígenes.

Tras varios años como voluntario, en dónde principalmente estuve involucrado en actividades que en aquel momento llamábamos de “Acción Social”, fui adquiriendo distintas responsabilidades, hasta ser elegido Director Provincial de Cruz Roja Juventud de Pontevedra.

De ese periodo en particular, lo que mejor recuerdo es haberme empeñado en organizar la estructura local de Cruz Roja Juventud en Vigo, Vilagarcía de Arousa y Pontevedra. También recuerdo con especial cariño el haber constituido los llamados “Comités Escolares” en Torneiros – Porriño.

Tengo que agradecer, el haber contado con la ayuda en el equipo de una incondicional como es Mª Carmen Villanueva Pérez, pero por supuesto, hay otras personas destacadas en aquellos equipos que éramos de jóvenes bien intencionados y atrevidos como: José María Vilaboa Ramos, Heraclio Besada Iglesias, Antonio Millares Jorge, Jaime Bará Viñas, José Luis Fontán Montes, Juan Carlos Pérez Santiago y tantos otros que principalmente hoy todavía nos relacionamos en torno al grupo de Facebook “Yo también estuve en CRJ-Pontevedra”.

Participábamos en la amplia oferta de cursos de formación (monitores, animadores, acción social, socorros y emergencias, prevención de drogas, primeros auxilios y socorrismo, aire libre, etc.)  que desde la propia Cruz Roja se organizaban y también preparábamos unos cuantos para los nuevos integrantes de Cruz Roja Juventud de Pontevedra, así como encuentros con miembros de Cruz Roja Juventud del resto de las provincias de Galicia.

Quizás una de las actividades que más me llamó la atención en aquella época, fue la acogida que tuvimos que dar a un grupo importante de refugiados procedentes de Laos, que tras la guerra civil en su país habían tenido que abandonar sus pueblos y pertenencias y  que habían sido trasladados a la provincia de Pontevedra en la primavera de 1980 (en otro momento será objeto de una entrada específica en este blog).

CRPontevedra_Refugiados Laosianos_abril_1980

Dado que en el instituto había estudiado inglés, y que tenía una cierta facilidad para ese idioma, tuve la inmensa suerte de haber sido seleccionado para participar en intercambios internacionales en diferentes países: Hungría, Francia, Mónaco, República Federal Alemana, Reino Unido, Egipto, etc. y también para atender a delegaciones que nos visitaban  procedentes de Egipto, o un grupo de 250 niños palestinos que vinieron a pasar un mes de vacaciones en 1982, para tener un poco de alivio en las duras condiciones en las que vivían en el Campo de Refugiados Palestinos de Yarmouk en SiriaPulsa aquí si quieres ver más detalles.

Íbamos creciendo y adquiriendo otras responsabilidades y años más tarde fui elegido Director Autonómico de Cruz Roja Juventud de Galicia.

Eran momentos de transición y en los que empezaban a aflorar en todos los ámbitos, los Comisiones Gestoras que posteriormente se constituirían en los Consejos de Juventud. Recuerdo haber participado muy activamente en sentar las bases para la constitución del Consello da Xuventude de Galicia (CXG) hoy de nuevo en proceso de reconstitución, y como representante del Consello tuve oportunidad de participar en 1994 en la Constitución del Consejo de la Juventud de España (CJE).

En 1985 se convoca una vacante de Coordinador de Actividades en la Oficina Central de Cruz Roja Juventud a la que me presento y de la que resulto elegido. En aquel momento pasaba a dar otro paso importante, el paso de voluntario a personal remunerado.

En aquel momento, presidía Cruz Roja Española Enrique de la Mata Gorostizaga y el Departamento Central de Cruz Roja Juventud estaba compuesto por José Antonio Sotelino Ferrás, como Director; Estrella Rodríguez Pardo como Subdirectora; Pedro García Dévora como Secretario; Miguel Ángel Pérez Nava, como responsable del Programa de Jóvenes Emigrantes (segunda generación); Joaquín Cabeza de Vaca Nieto, como colaborador y en la Secretaría estaban Mª Teresa Fontán Adanero; Menchu Jiménez González; Judit Alonso Sperotto y Mª Sol Nuñez Miranda. Años más tarde y seleccionada por mi se incorporó Mª Antonia Jiménez Milla.

Para mi supuso todo un reto incorporarme a ese equipo de trabajo, cambiar “el chip” de voluntario a personal remunerado y por supuesto crear cauces de participación entre nuestra amplia red territorial, con otras Sociedades Nacionales de Cruz Roja y Media Luna Roja y con otras organizaciones juveniles.

De nuestra participación en el Consejo de la Juventud de España y con otras organizaciones, en el año 1989 tuve oportunidad de asistir al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se celebraba en Pyongyang (Corea del Norte). Pulsa aquí para más detalles.

Foto_Corea del Norte001

Posteriormente hubo otras rotaciones en el Departamento de Juventud, y Estrella Rodríguez Pardo, sucede a Pedro Antonio Muñoz Gallo como Directora. Y con ella, se designa a Jaime Gregori Soler como Subdirector.

Se diseña el Programa de Educación para la Convivencia, más conocido como “PEC”,  se lleva a cabo la atrevida campaña sobre derecho a la educación sexual y el Departamento Central se refuerza con personas como Reyes Matamala Rodríguez, Yolanda Bernárdez Morales, Enrique Torguet Ramos, Mª Carmen Villanueva Pérez, Leocadio Salmerón Manjavacas, Óscar Palomo Ortega y un largo etc.

En la red territorial de Cruz Roja Juventud se pone en marcha un programa de becas para reforzar el trabajo profesional con personal técnico y se fomenta la contratación de los mismos en las distintas oficinas provinciales para que refuercen la capacidad de la organización.

Tras mi paso por Cruz Roja Juventud, he tenido la oportunidad de pasar por diferentes Departamentos y  gracias a las gestiones y mediaciones de Rosa Marta Lobo González me incorporo al de Cooperación Internacional. A los pocos meses de mi presencia en este Departamento, corría el año 1994, tuve la oportunidad de desplazarme a la República Democrática del Congo (antiguo Zaire) para hacer efectiva la entrega de la ayuda de Cruz Roja a los refugiados ruandeses desplazados a la zona de Kibu Norte y Goma, así como para identificar proyectos que dieran respuesta a las necesidades de aquella población, que habían sobrevivido al genocidio de Ruanda. Esta misión tuve oportunidad de hacerla de la mano de mi compañero y amigo Pedro M. García Dévora. Si quieres ver más detalles, pulsa este enlace.

Kibumba, Campamento, Goma, Ruanda, Rwanda,
Imagen del asentamiento de Kibumba al norte de Goma. En este asentamiento vivían más de 300.000 refugiados ruandeses.

Poco después, llegaría otra misión en el Sáhara Occidental, para hacer efectiva y entregar a la Media Luna Roja Saharaui el material que distintas organizaciones habían donado para aquella población que vive en distintas wilayas en las proximidades de Tinduf (Argelia).

En la primavera de 1995, tras una intensa y concienzuda preparación de la mano del Director Ejecutivo del Departamento de Cooperación Internacional, Manuel Fernández Gómez, soy enviado  por la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de Cruz Roja y Media Luna Roja como Delegado de Socorros a Benguela (Angola).

Como apunte, indicar que durante ese año 1995 Cruz Roja Española solamente tenía a dos delegados desplegados en el terreno, Leocadio Salmerón Manjavacas en Costa de Martil y yo en Angola.

Mi estancia de casi dos años de duración en Benguela merecerá varias entradas en este blog en los próximos meses, pero si puedo decir, que sin lugar a dudas se ha tratado de la experiencia más intensa y más completa que he vivido en Cruz Roja y en mi vida.

El cometido en Angola, era proporcionar asistencia a los cientos de miles de desplazados angoleños, por causa de la guerra civil vivida. Había que proveer de asistencia humanitaria; distribuciones alimentarias; distribuciones de aperos de labranza, de semillas, de alimentos, de ropa, enseres, de medios de vida y garantizar el funcionamiento de una red de puestos y centros de salud en el sur del país.

Angola y Benguela
Mapa de Angola. Benguela situada en la costa, a unos 500 kilómetros al sur de Luanda.

La situación en Angola ni era de conflicto abierto ni de paz estable, por lo tanto todo era muy frágil, muy inseguro, muy débil y las consecuencias de aquel conflicto interno habían provocado cientos de miles de desplazados, que eran el objeto de atención de la Federación y de la Cruz Vermelha de Angola.

De mi estancia en Benguela, querría destacar la profesionalidad y las enseñanzas recibidas de mi “contraparte” Simao Kaquarta , así como de Francisco Paiva y José Sambiliye  sin olvidarme de mis compañeros de la Federación: Stefan Baumgartner, Eloisa Lima, Pedro Delgado Simoes y Jean-Louis Gallo.

En esta entrada podrás leer sobre mi incorporación y llegada a Angola, pulsa aquí.

Consecuencias de la guerra
Carreteras de Angola. Destrucción de puente como consecuencia de la guerra

A mi regreso de Angola, en 1997 me incorporo de nuevo al Departamento de Cooperación Internacional, que pronto estuvo dirigido por Mercedes Babé Romero y pasé a ocuparme como responsable del área de los Balcanes, Cáucaso y Asia Central. Una vasta zona geográfica en la que apenas había cooperación estable por parte de Cruz Roja Española. Lo más significativo de aquel período, fue la creación de un equipo de trabajo, a raíz del último episodio violento en esa zona, como fue la guerra en Kosovo y toda la repercusión que tuvo en los países vecinos: Albania, ARY de Macedonia, Bulgaria, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Croacia.

Otro de los hitos importantes fue la ejecución de proyectos en el Cáucaso, particularmente en Georgia y en Asia Central, principalmente en Tayikistán.

Si quieres, puedes ver más detalles sobre mis inicios en este periodo balcánico, pulsando aquí.

He tenido la inmensa fortuna de contar con un «equipo balcánico” altamente cualificado que hizo posible todos esos logros y por eso, no puedo dejar de mencionar a Beatriz ValbuenaSandra Calderón MontotoGonzalo Istúriz BeguiristainGustavo Domato PalmerioÁlvaro LarrumbideElena Garagorri AtristainIñaki Sainz de Rozas PertrejoSantiago López RodríguezÍñigo MendozaIñaki AzpeitiaJuan José Martínez Solís.

Por supuesto no me puedo ni quiero olvidar del amplísimo equipo de cooperantes (delegados/as) en el terreno, situados en países tan distantes como Albania y Tayikistán, pero por ser un grupo muy numeroso y una actividad muy variada y compleja será objeto de otras futuras entradas en este blog.

Tras esta intensa experiencia internacional, en 2006, paso a formar parte del equipo de Restablecimiento de lazos familiares y Servicio Social Internacional (SSI), en el Departamento de Intervención Social, cuya gestión Cruz Roja Española asumía en España en ese momento. Por lo tanto, mi trabajo pasa a ser más «doméstico», sin perder la perspectiva internacional.

Por no prolongar más esta particular cronología de mis 37 años involucrado en Cruz Roja Española, comentar que posteriormente me hice cargo del Programa de Personas Mayores de Cruz Roja Española y en la actualidad, me ocupo del Programa de Lucha contra la pobreza y exclusión social.

Por ilustrar parte del trabajo que llevo durante el año, aquí tienes el enlace a dos campañas que se están llevando a cabo:

Por una mirada solidaria”, en colaboración con la Fundación Multiópticas:

Y “Vuelta al cole solidaria”, con la Fundación Solidaridad Carrefour, pinchando aquí.

¡¡Feliz 150 aniversario a Cruz Roja Española y que siga cumpliendo con su mandato humanitario muchos años más!!

Muchas gracias por tu atención y como suele ser habitual se agradecen los comentarios.
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Me presento para #EduPleMooc 2 y mi PLE

Como primera tarea de esta segunda edición del Mooc #EduPLEMooc se nos pide una autopresentación tanto analógica como digital.

Debo indicar, que es la segunda vez que participo en este curso. He tenido la oportunidad de participar en la primera edición y de haberlo finalizado, pero es verdad que el curso es tan intenso que hay cosas que en la primera edición se me quedaron en el tintero, se me quedaron por hacer, por probar y también por disfrutar.

Respecto a mi experiencia profesional, está vinculada principalmente a Cruz Roja Española, dónde llevo trabajando en distintos departamentos, proyectos y países desde el año 1985. Por lo tanto, mi experiencia profesional es más dilatada en el campo de lo social, que en el ámbito educativo. He trabajado en proyectos dirigidos a la infancia y a los jóvenes, en lo que se refiere a su integración social, a la mejora de su formación y a las actividades de ocio y tiempo libre.

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En otro momento de mi vida he trabajado muy involucrado en los proyectos de Cooperación Internacional tanto en la sede central de Cruz Roja Española en Madrid, como con presencia en el «terreno». De mi experiencia en el terreno, me quedo con mi larga estancia en Benguela (Angola) como cooperante de desarrollo, trabajando para la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Ruta marítima y terrestre
Recorrido efectuado: Luanda – Namibe – Benguela

De mi estancia en África, no quiero pasar por alto mi experiencia en la primera crisis Ruanda – Burundi y ese genocidio (y la crueldad de los ajustes de cuentas y matanzas entre hutus y tutsis).

También tuve oportunidad de vivir casi en primera persona, las consecuencias de un conflicto reciente en la misma Europa: el conflicto de los Balcanes que ha supuesto la desintegración de la Antigua República Federal Yugoslava.

En concreto a mí me ha tocado más de cerca, el relativo a la separación de Kosovo y las consecuencias que ha tenido en el resto de los países de la región (Albania, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Antigua República Yugoslava de Macedonia, Bulgaria, y la propia Serbia).

http://www.iesporza.educa.aragon.es/hmc/igm/mapa_guerras_yugoslavas.jpg
Detalle de las distribuciones étnicas en los distintos países balcánicos

En lo que se refiere a mi experiencia docente, decir e indicar que soy un recién llegado al mundo educativo, dado que este es mi quinto año como profesor colaborador o asociado en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, dónde imparto la asignatura: «Trabajo Social y Cooperación al Desarrollo«

De Formación, soy Graduado en Trabajo Social y experto en Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo por la Universidad Carlos III de Madrid y por lo tanto, todavía con muchas cosas que aprender, sobre el Trabajo Social y también sobre la docencia.

En estos años, me han evaluado tanto los estudiantes como los responsables del Departamento al que pertenezco y yo en esta breve y corta trayectoria considero haber ido evolucionando y haber incorporado herramientas y recursos de la Docencia Web 2.0 para hacer más amena la asignatura que imparto y para «fidelizar» a mis estudiantes.

Y aquí tienes un enlace a mi perfil en LinkedIn.

logo-LinkedIn

Una de las cosas de las que me siento más satisfecho es del aprendizaje expandido puesto en marcha a través de la creación de la página de la asignatura en Facebook, que te invito a visitar

Portada de la página "Trabajo Social y Cooperación al Desarrollo" en Facebook
Portada de la página «Trabajo Social y Cooperación al Desarrollo» en Facebook

Respecto a mis áreas de interés son todo lo relativo a la Trabajo Social y en concreto lo que rodea a los procesos de pobreza y exclusión social. También me interesan los temas de desarrollo y de Cooperación Internacional.

Personalmente me interesan los temas relativos a consumo, medio ambiente y cambio climático. Como actividad física o deportiva, me encanta nadar. Al año suelo nadar unos 400 kilómetros.

También soy gran aficionado a los viajes. En los últimos años he tenido la suerte de conocer y descubrir algunos de los países del continente asiático y mis últimos destinos han sido: Nepal; Tibet; Qatar, Japón, Thailandia, India, etc.

Mis expectativas respecto al curso son la de ser una esponja y tratar de absorber los mayores conocimientos posibles para poder trasladar los contenidos al aula y desarrollar la Competencia Digital propia y la de los estudiantes.

Por lo demás, veo por el desarrollo del curso durante esta primera semana que hay mucha información por procesar y digerir. Hay mucho conocimiento por descubrir y que desde la organización se nos propone pero también observo y veo que hay mucho conocimiento y heterogeneidad entre las personas que participamos en el curso desde «este lado» y de las que se puede aprender muchísimo.

Por último, comentar que formo parte de ese extraño 10 % de cursillistas de Mooc, que los finalizo, por eso, tras mi participación en otros anteriores, me defino como #MoocAdicto.

Y por último, aunque no es un diagrama en sí, esta imagen, refleja la evolución de mi PLE.

Mi PLE

Saludos y como suele ser habitual, se agradecen comentarios.

Consecuencias de la guerra

Angola, país minado. Recorrido hasta que me instalo en Benguela

Hace unos días he tenido la oportunidad de escuchar en el programa Nómadas de Radio Nacional de España, el relato de un viaje entre Luanda y Benguela en Angola, viaje que durante dos años he tenido que hacer al menos una vez al mes, en cada sentido. Esto ha traído a mi cabeza los recuerdos de mi primer viaje entre ambas ciudades. A continuación puedes leer los detalles, tanto de mi llegada a Luanda como de mi instalación en Benguela.

Tal y como indicaba en mi entrada del pasado 3 de julio, en la primavera de 1995, tras una intensa y concienzuda preparación (“briefing”) de la mano del Director Ejecutivo del Departamento de Cooperación Internacional de Cruz Roja Española, Manuel Fernández Gómez,  y en Ginebra, soy enviado por la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de Cruz Roja y Media Luna Roja  (Federación) como Delegado de Socorros a Benguela (Angola).

En aquel momento, la Federación había lanzado el Llamamiento Internacional 01.13/95 a favor de la población desplazada dentro del país.

La guerra civil de Angola fue la más prolongada de África, y había dejado arrasado el país. A pesar de la firma de los acuerdos de paz en Lusaka (Zambia) en noviembre de 1994, había una población cercana a los cuatro millones de personas (de un total de diez) que todavía requerían asistencia humanitaria, dado que la economía había sido completamente destruida y el caos predominaba en la mayor parte de las provincias. Con este Llamamiento, la Federación, a través de la Cruz Roja de Angola (Cruz Vermelha de Angola  – CVA) quería expandir sus programas de asistencia a favor de 150.000 desplazados en once provincias; tomar parte en una iniciativa de Naciones Unidas sobre prevención de las consecuencias de las minas antipersona y fortalecer la capacidad operativa de la CVA para su futuro trabajo de rehabilitación y de socorros.

Minas y otros artefactos
Recopilación de material de guerra en Huambo

El plan de acción contemplaba el incremento de la asistencia a los desplazados internos, entre otras, en la provincia de Benguela y las actividades principales comprendían: programas de cuidados de salud garantizando el funcionamiento de una red de puestos y centros de salud en el sur del país, construcción, rehabilitación y mantenimiento de los mismos; distribuciones alimentarias y no alimentarias; distribuciones de aperos de labranza, de semillas, de ropa, enseres, de medios de vida; actividades de prevención y sensibilización por el riesgo de minas antipersona; formación en preparación ante desastres.

Edificio dañado en Angola
Consecuencias de la guerra civil en Angola

Además había un componente de desarrollo de la Cruz Vermelha de Angola en todos los ámbitos y particularmente yo me empeñé en el que me correspondía que era el de Benguela y otras provincias del sur como Namibe, Huila y Cunene, así como del “empoderamiento” (proceso por el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, visión y protagonismo como grupo social para impulsar cambios positivos de las situaciones que viven) de su personal, tanto profesionalizado como voluntario.
Con este contexto, inicio mi largo viaje hasta mi destino final en Benguela el 13 de abril (Jueves Santo) de 1995.

Desde Madrid vuelo con la desaparecida compañía belga Sabena, a Bruselas, y desde allí a Luanda, haciendo escala en Kinshasa.

Una vez en Luanda, conozco a los que a partir de ese momento serán mis compañeros de equipo.

Destaco, entre otras, la presencia y liderazgo del finlandés Stefan Baumgatner así como del portugués Pedro Simöes  y de la caboverdiana – portuguesa Eloisa da Cruz Lima . Posteriormente y entre otros se uniría, el francés Jean-Louis Gallo . Sin lugar a dudas, del personal “expatriado”, son las personas con los que he tenido más oportunidad de relacionarme, compartir y aprender.

La pena, es que ellos estaban basados en Luanda y a mí, aún me tocaba hacer el último tramo del viaje hasta mi destino final en Benguela.

Antes de partir hacia Benguela, me registro en la Embajada española, conozco al personal que trabaja para la misma, incluido el Embajador y me familiarizo con el funcionamiento de la “valija diplomática” que durante casi dos años fue mi principal y más fiable vía de comunicación con mi familia y amigos.

Registro ante la Embajada
Certificado de Registro de Matrícula en la Embajada de España en Angola

Para ir a Benguela, la situación no resultaba fácil. La carretera que conducía de Luanda a Benguela, estaba cerrada por minas anti carro y minas anti persona, por lo que tuvimos que articular un plan “b” para llegar con el vehículo todoterreno 4×4 imprescindible para poder desplazarte por las vías y carreteras que también habían sufrido las consecuencias de la guerra.

Ruta marítima y terrestre
Recorrido efectuado: Luanda – Namibe – Benguela

El plan b, consistía en tratar de llegar a Benguela en un buque carguero de contenedores. En el mismo buque, íbamos a trasladar varios contenedores con ayuda humanitaria y el mencionado vehículo. Después de varios días de espera, se confirma el viaje, pero, a la ciudad de Namibe (a 415 kilómetros de kilómetros al sur de Benguela).

Descarga en Namibe
Porto de Namibe (Angola)

La travesía en barco, nos llevó unas 36 horas, navegando prácticamente en paralelo a la rectilínea costa de Angola, en general, con buena mar y compartiendo esas dos jornadas con la tripulación portuguesa y angoleña del buque. Dado que el buque no admitía pasajeros, me tocó viajar en la enfermería del mismo.

Una vez en Namibe y efectuados todos los trámites de aduana, que a veces en Angola eran largos, tediosos y desesperantes, conseguimos recuperar nuestra carga y el vehículo que nos permitiría afrontar el último tramo del viaje.

Porto de Namibe
Porto de Namibe (Angola)

En Namibe, tuve oportunidad de conocer a Simão Caquarta  de la Cruz Vermelha de Angola, con el que trabajé intensa y eficazmente. La coordinación y la sintonía fue una tónica de nuestro trabajo. La mayor parte de las cosas que yo sé y aprendí en Angola se las debo a Simão. Desde ese momento y en los siguientes dos años sería mi sombra y yo la suya.

Desde Namibe, había dos opciones de viajar por carretera (bueno, mejor dicho por superficie, dado que durante cientos de kilómetros la carretera era inexistente) a Benguela, una era vía Lubango (Huila), y la otra era vía Bentiaba y Lucira.

Carretera de Benguela a Chongoroi
Restos de material militar en la provincia de Benguela

Por la razón que fuera, nosotros elegimos la opción “corta”, una vez comprobado en la sede de Naciones Unidas (Misión de Verificación para Angola de Naciones Unidas – UNAVEM)  que en las últimas horas / días no se habían registrado incidentes de seguridad. Este trayecto “más corto” supusieron otras 12 horas adicionales de viaje, en unas condiciones realmente duras y adversas. En ese último trayecto realmente aprendí sobre el terreno el significado de lo que significa conducir con un vehículo con tracción a las cuatro ruedas y la importancia de disponer del mismo.

Durante el recorrido se puede ver con toda su crudeza, algunas de las consecuencias de la guerra: edificios muy dañados, restos de material militar, tanques, minas anti carro y anti persona, etc. y hubo que sortear tramos de ríos, cuyos puentes se encontraban destruidos. Sin lugar a dudas, los restos visibles del reciente conflicto estaban demasiado a la vista.

Consecuencias de la guerra
Carreteras de Angola. Destrucción de puente como consecuencia de la guerra

Cada equis kilómetros (en los límites provinciales, en los accesos a puentes o a núcleos de población) te topabas con unos “controles de seguridad” de lo más variopinto, pero que había que tratar de superar con respeto y con mucha paciencia para no irritar a los vigilantes fuertemente armados, poco formados y deficientemente uniformados y de esta forma pasarlos sin mayores consecuencias para tu integridad ni de la carga que transportabas.

Personal del Puesto de Control
Control de carretera entre Benguela y Namibe

 Tras varios días de tránsito y de adaptación en la vibrante y caótica ciudad de Luanda, por fin conseguí llegar al sur, a la ciudad de Benguela, la tercera ciudad más poblada del país y capital de la provincia del mismo nombre, una ciudad agradable, manejable y que durante casi dos años, sería mi ciudad de adopción. Una ciudad sin puerto, pero con vistas al mar en la que no era imprescindible el uso del vehículo para cualquier mínima gestión. Una ciudad bastante segura, teniendo en cuenta la situación de los alrededores y con un personal integrante de la Cruz Vermelha con mucha experiencia y mucha dedicación con el que desde el primer minuto me sentí realmente integrado.

En próximas entradas en este blog relataré el detalle y el día a día de mis cometidos en Angola y la realidad que allí me encontré de frente con la que sería la dura realidad que me esperaría durante los siguientes meses en mi vida.

Unos meses después de mi regreso de Angola, desde el periódico El País quisieron tomarme unas declaraciones sobre la vivencia para ilustrar un artículo sobre españoles que habíamos vivido en países en los que había minas anti persona. Esto es lo publicado.

Artículo en el periódico El País de 16 de agosto de 1998, sobre los españoles con experiencia en países con minas antipersona
Artículo en el periódico El País de 16 de agosto de 1998, sobre los españoles con experiencia en países con minas antipersona

Dado que la situación en la actualidad es muy distinta y bastante mejor, te dejo este enlace con el audio del Programa Nómadas por si quieres escuchar la narración.

Agradezco cualquier comentario, reflexión o punto de vista. Siempre respondo. También puedes suscribirte a este blog, para recibir automáticamente las notificaciones de futuras entradas.

Campo de Yarmouk (Siria)

Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, 19 de agosto ¿Qué es lo que más necesita el mundo?

Desde hace 10 años, cada 19 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, instituido por la Asamblea General de Naciones Unidas coincidiendo con el aniversario del ataque al cuartel general de la ONU en Bagdad ocurrido en el año 2003.

Este año, el lema elegido por Naciones Unidas es “El mundo necesita más…”
Para mayor información y detalles puedes pulsar este enlace.

Y si quieres participar activamente en la campaña y saber cómo funciona, puedes pulsa aquí.

Campo de Yarmouk (Siria)
Multitudes a la espera de recibir ayuda humanitaria distribuida por la Media Luna Roja en el Campo de Yarmouk (Siria)

Esta efeméride me lleva a pensar y reflexionar sobre mi experiencia como técnico y como Trabajador Social, en lo que se refiere a la Asistencia y Acción Humanitaria llevada a cabo tanto en el terreno como en la sede de la oficina de Cruz Roja Española, que es la organización para la que trabajo.

He tenido la oportunidad de vivir muy de cerca situaciones en las que resultaba necesario dar una respuesta de Acción Humanitaria, en Siria para lo refugiados palestinos; en los Balcanes con la desmembración de la antigua Yugoslavia para cientos de desplazados y refugiados en los países vecinos; en el antiguo Zaire, como país receptor de cientos de miles de refugiados procedentes de Ruanda tras el conflicto hutu – tutsi; en Angola, como consecuencia de la guerra civil librada tras su independencia de Portugal y hasta la década de los 90.

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Lugar de aprovisionamiento de agua potable en el campo de Kibumba. Goma (Rep. Dem. Congo)

Al trabajar para una organización internacional, el trabajo con tu “contraparte”, es fundamental y en el ámbito de Cruz Roja, relativamente fácil a través de su extensa red en todo el mundo con las Sociedades Nacionales de Cruz Roja o Media Luna Roja.

En mi experiencia de casi dos años en Angola, basado en la ciudad de Benguela era el único expatriado para poder hacer llegar la ayuda humanitaria a tantos miles de desplazados internos. Esto no hubiera sido posible sin la presencia del personal angoleño, tanto voluntario como remunerado. Al personal del país, en Angola como en otros países en los que he tenido la oportunidad de trabajar se les tiende a llamar “personal local” con una cierta subestimación respecto al “personal expatriado” o “personal internacional”.

Angola y Benguela
Mapa de Angola. Benguela situada en la costa, a unos 500 kilómetros al sur de Luanda.

Sin en el trabajo del personal nacional angoleño no hubiera podido efectuar mi cometido y llegar a los lugares remotos del sur de Angola a los que hemos llegado o en ocasiones haberme hecho entender por no hablar lenguas como el umbundu o el kimbundu. Son ellos quienes conocen su propio país, a sus vecinos, sus costumbres, etc. y quienes nos ayudan a romper la distancia que puede haber entre un extranjero desconocido y quien es uno más entre iguales, otro angoleño con el resto de la comunidad

En estos contextos, todo el personal, sea nacional sea internacional, no está exento de riesgos, y en ocasiones este riesgo o las consecuencias de la inseguridad que en un momento determinado se pueda vivir, tiene muy distinta trascendencia si al que le ocurre el percance es personal nacional o si es personal expatriado.

Yo quiero rendir mi pequeño homenaje en esta entrada a Herculano Chipindi, conductor de la Cruz Roja de Angola en Benguela, fallecido en una emboscada en el trayecto entre Namibe y Benguela (por Bentiaba y Lucira) y a Francisco dos Santos Paiva Paiva, conductor también, herido de bala en esa misma emboscada.

Yo mismo podría estar conduciendo en ese momento el vehículo y ser la víctima, pero las circunstancias, el destino o la suerte no han querido que eso haya sido así.

En este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, mi recuerdo  y mi reivindicación es para esos cientos de miles de personas anónimas que actúan y colaboran con personal que trabaja para organizaciones internacionales y que a diario se juegan la vida en tantos lugares como Gaza, en Siria, en la República Democrática del Congo por solo citar unos ejemplos.

¿Qué se entiende por Acción Humanitaria?

Según el Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo se define como un conjunto diverso de acciones de ayuda a las víctimas de desastres (desencadenados por catástrofes naturales o por conflictos armados), orientadas a aliviar su sufrimiento, garantizar su subsistencia, proteger sus derechos fundamentales y defender su dignidad, así como, a veces, a frenar el proceso de desestructuración socioeconómica de la comunidad y prepararlos ante desastres naturales. Puede ser proporcionado por actores nacionales o internacionales. En este segundo caso tiene un carácter subsidiario respecto a la responsabilidad del Estado soberano de asistencia a su propia población, y en principio se realiza con su visto bueno y a petición suya, si bien en los 90 se abrió la puerta a obviar excepcionalmente estos requisitos.

La acción humanitaria encierra un contenido más amplio que el de la ayuda humanitaria. Incluye no sólo la provisión de bienes y servicios básicos para la subsistencia, sino también, sobre todo en contextos de conflicto, la protección de las víctimas y de sus derechos fundamentales mediante labores como la Defensa de los Derechos Humanos (advocacy), el testimonio, la denuncia, la presión política (lobby) y el acompañamiento.

Los antecedentes de la idea contemporánea de la acción humanitaria se producen como consecuencia y reacción tras la Batalla de Solferino (batalla franco – prusiana) en 1859 y tras la iniciativa del suizo Henry Dunant para la creación de una sociedad voluntaria de socorro y que los Estados ratificaran “un principio internacional convencional” garantizando la protección jurídica a los hospitales militares y al personal sanitario.

Posteriormente y a raíz de la iniciativa de Henry Dunant y en 1864 se creó el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y comenzó a conformarse el Derecho Internacional Humanitario (DIH).

Es precisamente el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en su conjunto el que promueve junto a otras organizaciones, el “Código de Conducta relativo al socorro en casos de desastre

Este Código define desastre como “acontecimientos extremos y aciagos que se cobran vidas humanas y provocan tanto gran sufrimiento y angustia como vasto perjuicio material”.

El Código contiene 10 puntos y 3 anexos.

Los puntos son:

1. Lo primero es el deber humanitario.
2. La ayuda prestada no está condicionada por la raza, el credo o la nacionalidad de los beneficiarios ni ninguna otra distinción de índole adversa. El orden de prioridad de la asistencia se establece únicamente en función de las necesidades.
3. La ayuda no se utilizará para favorecer una determinada opinión política o religiosa.
4. Nos empeñaremos en no actuar como instrumentos de política exterior gubernamental.
5. Respetaremos la cultura y las costumbres locales.
6. Trataremos de fomentar la capacidad para hacer frente a catástrofes utilizando las aptitudes y los medios disponibles a nivel local.
7. Se buscará la forma de hacer participar a los beneficiarios de programas en la administración de la ayuda de socorro.
8. La ayuda de socorro tendrá por finalidad satisfacer las necesidades básicas y, además, tratar de reducir en el futuro la vulnerabilidad ante los desastres.
9. Somos responsables ante aquellos a quienes tratamos de ayudar y ante las personas o las instituciones de las que aceptamos recursos.
10. En nuestras actividades de información, publicidad y propaganda, reconoceremos a las víctimas de desastres como seres humanos dignos y no como objetos que inspiran compasión.

Hay que reconocer la dificultad de cumplir absolutamente estos 10 puntos, pero a mi me gustaría hacer especial hincapié en el sexto y en el séptimo.

En el desarrollo del sexto punto se especifica: “Incluso en una situación de desastre, todas las personas y las comunidades poseen aptitudes a pesar de su vulnerabilidad. Siempre que sea posible, trataremos de fortalecer esos medios y aptitudes empleando a personal local, comprando materiales sobre el terreno y negociando con empresas nacionales.”

“Los ataques contra los trabajadores humanitarios aumentan. Basta ya. Los héroes humanitarios deben protegerse” #HumanitarianHeroes #WHD2014

“Attacks against humanitarians are on the rise. Enough is enough. #HumanitarianHeroes must be protected #WHD2014

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Cachindele en África

Durante mi estancia en Angola, tuve la oportunidad de recibir exclusivamente una visita desde España, se trató de la que hizo mi compañero y amigo, Javier Polo Brazo desde Sevilla. Javier era en aquel momento el Director de Recursos Humanos de la Cruz Roja de Sevilla, pero previamente habíamos compartido muchas vivencias en Cruz Roja Juventud.

Es verdad que la situación del país no estaba para muchas visitas. No había una guerra abierta, pero la situación tampoco era de paz estable. Por esa misma razón, agradecí más las semanas de visita que en la práctica para Javier, que iba de vacaciones, supusieron incorporarse a las largas jornadas de trabajo que teníamos en aquel momento.

Con esta entrada inauguro una sección de colaboradores invitados y a continuación el propio Javier, hace una reflexión de su estancia y visita a Angola.


«Acaba de hacer diecinueve años del amanecer de aquel día en el que mi avión tomaba tierra en el aeropuerto de Luanda. La visión desde el aire fue bastante peor de lo que había imaginado; a ambos lados de la pista se expandían los suburbios de una ciudad a la que ya hacía años que le habían saltado las costuras desde que miles de desplazados acudieran allí buscando refugio, huyendo de una guerra que duraba más años que los que tenían la mayoría de sus habitantes. Teniendo en cuenta que mi avión, un flamante Boeing 747 de Air France, procedía del modernísimo Charles de Gaulle de París el aterrizaje allí fue doblemente impactante. El aeropuerto era un poco caótico, adelantando lo que me encontraría en el país durante las siguientes semanas; en el tránsito aeroportuario descubrí -entre otras cosas- que cuando un policía angoleño te pide “gaseosa” no es que quiere que lo invites a una coca cola. A la salida de la terminal me esperaba Fernando Cuevas , quien a pesar de estar solo, entre tanto caos me pareció acompañado por una banda de música, banderas y alfombra roja; agradecí su presencia como se agradece un oasis en mitad de un desierto.

Tras estos primeros impactos me refugio en casa para descansar y así les dejo tiempo a mis anfitriones para que pueden acudir al entierro de un pequeño de unos dos años que acababa de morir de tétanos. Algo que me paraliza porque unos días antes había descubierto que la vacuna contra esa enfermedad era una de las que había olvidado ponerme para ir allí. Problema que Ana, la farmacéutica del hospital de la Cruz Roja de Sevilla, había solucionado incorporando en mi botiquín varias dosis de gammaglobulina con la leyenda: “muestra gratuita, prohibida su venta”, por si las necesitaba. Eso me hizo pensar que si hubiese llegado unos días antes, ese niño podría no haber muerto. Fernando me tranquilizó -si es que puede uno tranquilizarse ante eso- recordándome que acababa de llegar a África, que mis medicinas, con toda certeza, salvarán a algún niño en singular, lo que no evitara que muchos otros, en plural, sigan muriendo por enfermedades que tienen cura en occidente. Primera lección aprendida.

Por la tarde, ya descansado, me incorporo a la rutina de la delegación de la Federación Internacional de la Cruz Roja; me presentan a todos, me cuentan, les cuento… Llamada a casa para anunciar mi llegada sin novedad y primeras contradicciones de las miles que rondarán mis pensamientos esos días; mientras en Luanda la gente lucha cada hora por conseguir algo que llevarse a la boca antes de acostarse –y lo de luchar no es ninguna metáfora-, en mi ciudad miles de aficionados han salido a manifestarse a la calle porque la Federación Española de Fútbol ha decidido el descenso de categoría del Sevilla Fútbol Club, por su alto nivel de endeudamiento.

Tras varios días en la capital, incorporado a la rutina de la Delegación y conociendo los entresijos de la cooperación internacional, emprendemos camino a nuestro verdadero destino, Benguela, la segunda ciudad del país y cabecera de la provincia homónima donde desarrolla su trabajo mi anfitrión, como responsable de logística y socorros y, por tanto, organizador de los convoyes de ayuda humanitaria de esa zona; a ayudarle en estas tareas es a lo que me dedicaré en las siguientes semanas.

Javier con voluntarios de la Cruz Vermelha de Angola en Benguela. Camión del convoy con Ayuda Humanitaria
Javier con voluntarios de la Cruz Vermelha de Angola en Benguela. Camión del convoy con Ayuda Humanitaria

De aquel tiempo recuerdo muchas cosas y con cualquiera de ellas podría extenderme largamente, por ejemplo podría contarles que me reconfortaba ver correr tras nuestros vehículos a los niños más pequeños de los poblados a los que llegaban nuestros convoyes mientras gritaban a coro “cachindeles” una palabra en umbundu que, según me decían, en español podría ser traducida como un diminutivo de “blancos” (blanquitos), prueba de que no abundaban los europeos por las zonas que transitábamos.

También les podría contar lo que tardé en acostumbrarme a entender la economía del país, pagué dos millones de nuevos kwanzas (la moneda local vigente en ese momento)

Billete de 5 millones de Nuevos Kwanzas
Billete de 5 millones de Nuevos Kwanzas

por mi primer periódico y más del triple de esa cifra por el último, aunque en realidad siempre pagué lo mismo, medio dólar, nueva lección por tanto: cambia tus dólares sólo cuando lo necesites de verdad.

Podría extenderme también sobre lo desabastecidas que estaban las ciudades, sobre lo necesaria que era toda la ayuda que portábamos, sobre los interminables viajes en caravanas -siempre diurnas- por carreteras recién desminadas y en la mayoría de las ocasiones escoltados por “cascos azules”.

Les podría contar como uno no logra acostumbrarse nunca a la constante banda sonora de tiros en la distancia, que aumentaba en intensidad cuando gobierno y guerrilla mantenían negociaciones de paz, como las que se mantenían en Gabón durante los primeros días de mi estancia.

Podría pararme también a analizar las contradicciones que veía en todo este mundo de la cooperación internacional cuando se trata de ayudar en un guerra, tan extraordinariamente comprometido y desplegado en la capital del país pero tan ausente en el terreno, donde resultaba más que dificil encontrar los característicos jeep blancos, salvo los que eran de la ONU o de la Cruz Roja.

Cabecera de convoy con Ayuda Humanitaria en Angola
Cabecera de convoy con Ayuda Humanitaria en Angola

Pero no, no les hablaré de esas cosas, hoy prefiero compartir tres momentos que casi veinte años después siguen volviendo a mí de forma recurrente cada vez que pienso en ese viaje. Tres momentos que tengo grabados en mi cerebro como si de fotos fijas se tratara.

El primero de ellos es una pintada, sólo eso, una pintada de las muchas que podemos ver en cualquier muro de cualquier ciudad. Sin embargo esa en concreto estaba en un muro de Chongoroi. Estaba en lo que fue un obrador de panadería y rezaba en portugués:

Detalle de pintada
Queremos los cuerpos de nuestros muertos asesinados en Luanda

“queremos los cuerpos de nuestros muertos que fueron asesinados en Luanda”. Sólo eso y nada más que eso. El día que la vi por primera vez no reparé en ella, sin embargo, al caer la noche ya me atormentaba la cabeza y aún hoy sigue viniendo a mí en cada desvelo, o cada vez que asaltan mi televisión imágenes de otros lugares, de otras guerras, pero de las mismas victimas. Es la pintada de la rendición, de la desesperanza, del “todo se ha acabado”. Cuanto dolor habita el corazón de una persona que escribe eso en una pared, amparada en las sombras de la noche. Cuanto dolor de madres, de familias, de amigos; a los que lo único que les queda es el recuerdo del ser querido y la esperanza de poder algún día darles una digna sepultura.

El segundo no fue un momento exactamente, fue más bien un diario. Fue una imagen que vi cada uno de los días que fui al almacén de Lobito, donde se guardaba toda la ayuda que repartíamos. Entre otros muchos productos existía una montaña con docenas de muletas. El país estaba plagado de minas antipersona y esta ayuda era por tanto más que necesaria, dada la importante cantidad de personas mutiladas. Junto a esta montaña estaba otra, que es la causa de mi desvelo. Otra montaña de muletas, también con docenas de ellas, pero en este caso de un tamaño bastante menor, de treinta, de cincuenta centímetros; muletas para niños, las victimas más inocentes de cualquier conflicto, las más injustas, las más absurdas.

Javier Polo con niños de Angola
Javier Polo con niños de Angola

Mi tercer recuerdo son cinco monjas gallegas que gestionaban un hospital a dos kilómetros de la ciudad de Cubal. El hospital contaba con unas 1000 camas y en los alrededores estaban acampadas unas dos mil personas más; nos explicaron que el área de influencia de este centro era muy extensa y que los familiares que acompañaban a los enfermos se quedaban en los alrededores acampados mientras este estuviera hospitalizado. Atendían heridos de ambos bandos, por lo que gozaban del respeto de toda la población y lo convertía en el único edificio de la zona que nunca fue atacado. El motivo de nuestra visita era entregarles unas cartas de España, nuestro embajador nos había pedido el favor al saber que pasaríamos por esa ciudad; ellas no nos esperaban ni tampoco las noticias que le llevábamos. Nos recibieron como agua de mayo, nos mostraron su trabajo, el hospital, nos hablaron de sus necesidades de sus proyectos y de la esperanza en que las hostilidades no se reanudaran nunca. En una parcela cercana, retirada del resto de las instalaciones se encontraba la modesta casa donde nos ofrecieron una merienda y donde mantuvimos una larga conversación sobre Angola, España y sobre las esperanzas de cada uno y de las incertidumbres del momento que vivíamos.

Las semanas pasaron pronto, pero las lecciones aprendidas y aprehendidas permanecen hoy. De entre todas destacan tres: La primera es que las certezas humanas se asientan sobre barro, estamos convencidos de que nuestro bienestar debe ser el estándar del desarrollo humano, sin darnos cuenta que nuestras comodidades descansan sobre las guerras y desgracias de otros. La segunda es que existe un abismo entre pasar hambre y morirse de hambre, por mal que nos vayan las cosas, por mucho que haya meses que no sepamos como lo vamos a acabar, la lucha diaria en buena parte del planeta es por la supervivencia pura y dura, sin paños calientes.

Pero la más terrible de las lecciones la tuve el día que descubrí que un niño sólo deja de reír y de jugar cuando se está muriendo. Si al llegar a un poblado no veías a niños corriendo tras tu coche al grito de cachindeles habías llegado demasiado tarde.»

Angola y Benguela

Angola, los preparativos, los comienzos y una visita

Tal y como indicaba en mi entrada del pasado 3 de julio, pincha aquí, en la primavera de 1995, tras una intensa y concienzuda preparación de la mano del Director Ejecutivo del Departamento de Cooperación Internacional, Manuel Fernández Gómez, soy enviado por la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de Cruz Roja y Media Luna Roja como Delegado de Socorros a Benguela (Angola).

El cometido en Angola, era proporcionar asistencia a los cientos de miles de desplazados angoleños, por causa de la guerra civil vivida. Había que proveer de asistencia humanitaria; distribuciones alimentarias; distribuciones de aperos de labranza, de semillas, de alimentos, de ropa, enseres, de medios de vida y garantizar el funcionamiento de una red de puestos y centros de salud en el sur del país. Además había un componente de desarrollo de la Sociedad Nacional en todos los ámbitos y particularmente yo me empeñé en el que me correspondía que era el de Benguela y otras provincias del sur como Namibe, Huila y Cunene, así como del “empoderamiento” de su personal, tanto profesionalizado como voluntario.

Angola y Benguela
Mapa de Angola. Benguela situada en la costa, a unos 500 kilómetros al sur de Luanda.

La situación en Angola ni era de conflicto abierto ni de paz estable, por lo tanto todo era muy frágil, muy inseguro, muy débil y las consecuencias de aquel conflicto interno habían provocado cientos de miles de desplazados, que eran el objeto de atención de la Federación y de la Cruz Vermelha de Angola.

Durante ese periodo, tuve la oportunidad de recibir exclusivamente una visita desde España, se trató de la que hizo mi compañero y amigo, Javier Polo Brazo desde Sevilla. Javier era en aquel momento el Director de Recursos Humanos de la Cruz Roja de Sevilla, pero previamente habíamos compartido muchas vivencias en Cruz Roja Juventud.

Es verdad que la situación del país no estaba para muchas visitas. No había una guerra abierta, pero la situación tampoco era de paz estable. Por esa misma razón, agradecí más las semanas de visita que en la práctica para Javier, que iba de vacaciones, supusieron incorporarse a las largas jornadas de trabajo que teníamos en aquel momento.

Con esta entrada inauguro una sección de colaboradores invitados y a continuación el propio Javier, hace una reflexión de su estancia y visita a Angola.

Gracias Javier.

Semana 1 #EduPLEMooc Segunda Actividad

Para ir concluyendo las actividades previstas de esta intensa primera semana de curso #EduPLEMooc escribo esta nueva entrada de mi recién estrenado blog. Respecto a mi experiencia profesional, está vinculada principalmente a Cruz Roja Española (www.cruzroja.es), dónde llevo trabajando en distintos departamentos, proyectos y países desde el año 1985. Por lo tanto, mi experiencia profesional es más dilatada en el campo de lo social, que en el ámbito educativo. He trabajado en proyectos dirigidos a la infancia y a los jóvenes, en lo que se refiere a su integración social, a la mejora de su formación y a las actividades de ocio y tiempo libre. En otro momento de mi vida he trabajado muy involucrado en los proyectos de Cooperación Internacional tanto en la sede central de Cruz Roja Española en Madrid, como con presencia en el «terreno». De mi experiencia en el terreno, me quedo con mi larga estancia en Benguela (Angola) como delegado de desarrollo, trabajando para la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. De mi estancia en África, no quiero pasar por alto mi experiencia en la primera crisis Ruanda – Burundi (y la crueldad de los ajustes de cuentas y matanzas entre hutus y tutsis). También tuve oportunidad de vivir casi en primera persona, las consecuencias de un conflicto reciente en la misma Europa: el conflicto de los Balcanes que ha supuesto la desintegración de la Antigua República Federal Yugoslava. En concreto a mi me ha tocado más de cerca, el relativo a la separación de Kosovo y las consecuencias que ha tenido en el resto de los países de la región (Albania, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Antigua República Yugoslava de Macedonia, Bulgaria, y la propia Serbia). En lo que se refiere a mi experiencia docente, decir e indicar que soy un recién llegado al mundo educativo, dado que este es mi cuarto año como profesor colaborador o asociado en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid (www.upcomillas.es), dónde imparto la asignatura: «Trabajo Social y Cooperación al Desarrollo». En estos cuatro años, me han evaluado tanto los estudiantes como los responsables del Departamento al que pertenezco y yo en esta breve y corta trayectoria considero haber ido evolucionando y haber incorporado herramientas y recursos de la Docencia Web 2.0 para hacer más amena mi asignatura y para «fidelizar» a mis estudiantes. Respecto a mis áreas de interés son todo lo relativo a la Trabajo Social y en concreto lo que rodea a los procesos de pobreza y exclusión social. También me interesan los temas de desarrollo y de Cooperación Internacional. Personalmente me interesan los temas relativos a consumo, medio ambiente y cambio climático. Mis expectativas respecto al curso son la de ser una esponja y tratar de absorber los mayores conocimientos posibles. Veo por el desarrollo del curso durante esta primera semana que hay mucha información por procesar y digerir. Hay mucho conocimiento por descubrir y que desde la organización se nos propone pero también observo y veo que hay mucho conocimiento y heterogeneidad entre las personas que participamos en el curso desde «este lado» y de las que se puede aprender muchísimo.