Desde hace trece años, cada 19 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, instituido por la Asamblea General de Naciones Unidas coincidiendo con el aniversario del ataque al cuartel general de la ONU en Bagdad (Iraq) ocurrido en el año 2003.
El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria que este año se celebra con el lema “La población civil no es objetivo”.

Cada vez más, los conflictos se cobran la vida de muchas personas en todo el mundo. Atrapados en guerras que no han causado, millones de civiles se ven obligados a esconderse o huir para salvar sus vidas. Los niños dejan la escuela, las familias abandonan sus hogares y las comunidades se despedazan, mientras el mundo no hace lo suficiente para detener ese sufrimiento.
Por su parte, el personal cooperante, trabajadores humanitarios, y cada vez con más frecuencia y presencia Trabajadores Sociales, ponen sus vidas en peligro para atender a las víctimas de la violencia, que se convierten cada vez más en objetivo de los ataques.
Según el Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) en los últimos setenta años, las principales víctimas de la guerra han sido los civiles. Por ello, la protección de la población civil durante los conflictos armados es un pilar del Derecho Internacional Humanitario (DIH).

No sólo las personas están protegidas, sino también los bienes públicos y privados. El derecho internacional humanitario define y protege a los grupos más vulnerables, como las mujeres, los niños y las personas desplazadas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, y en muchos otros conflictos desde entonces, la población civil ha sido la principal víctima de la guerra. Si bien es cierto que siempre han sufrido en épocas de guerra, el brutal impacto de la Segunda Guerra en la población civil, donde se perpetraron exterminios en masa, ataques indiscriminados, deportaciones, tomas de rehenes, saqueos y detenciones en campos de concentración, los afectó profundamente. La reacción de la comunidad internacional fue la adopción del IV Convenio de Ginebra en 1949.

Antes de esa fecha, los Convenios de Ginebra protegían a los heridos, los enfermos, los náufragos y los combatientes capturados. El “convenio de los civiles” daba cuenta de los cambios en la naturaleza de la guerra al establecer la protección jurídica de toda persona que no perteneciera a las fuerzas armadas o a grupos armados. La protección también alcanzaba a los bienes de carácter civil. Fue reafirmada más tarde con la adopción de los Protocolos Adicionales de 1977 a los Convenios de Ginebra de 1949.
Conforme al DIH, los civiles que se encuentran bajo el poder de fuerzas enemigas deben recibir un trato humano en todo momento, sin distinciones de índole desfavorable. Deben estar protegidos contra todas las formas de violencia y tratos degradantes, incluidos el homicidio y la tortura. Asimismo, tienen derecho a un juicio justo, con las debidas garantías procesales.
La protección de los civiles abarca a quienes les brindan asistencia, en particular las unidades sanitarias y los organismos humanitarios o de socorro que distribuyen artículos esenciales como alimentos, ropa e insumos médicos. Las partes beligerantes deben permitir el acceso a esas organizaciones. En particular, el IV Convenio de Ginebra y el Protocolo adicional I exigen que los beligerantes faciliten el trabajo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Si bien el DIH protege a todos los civiles sin distinción alguna de índole desfavorables, se menciona en especial a determinados grupos. Las mujeres y los niños, los ancianos y los enfermos son sumamente vulnerables durante una guerra. Lo mismo puede decirse de quienes abandonan sus hogares y pasan a ser desplazados internos o refugiados. El DIH prohíbe el desplazamiento por medio de la intimidación, la violencia o la hambruna.

Muchas personas se ven obligadas a alejarse de sus familiares durante un conflicto armado. Los Estados deben tomar las medidas necesarias para evitar ese tipo de situaciones y para volver a reunir a quienes han debido separarse de los suyos, proporcionando la información necesaria y facilitando las actividades de búsqueda.
La protección de los civiles establecida en los Convenios de Ginebra y los Protocolos adicionales es amplia. En los últimos sesenta años, el problema ha radicado en la aplicación de esos instrumentos del derecho internacional humanitario. Ni los Estados ni los grupos armados no estatales han cumplido adecuadamente con sus obligaciones a este respecto. En consecuencia, los civiles han sufrido muchísimo en casi todos los conflictos armados.
En algunos conflictos, se ha apuntado específicamente a los civiles, quienes han sido víctimas de terribles atrocidades. Esto se habría evitado de haberse respetado el principio fundamental de los Convenios de Ginebra, a saber, el respeto por la persona humana. Por esa razón, el CICR continúa instando a los Estados a que respeten y hagan respetar los principios del derecho internacional humanitario, sobre todo en lo relativo a la protección de la población civil.
Según el Informe del Secretario General de la ONU de 2016 sobre la protección de los civiles en los conflictos armados, se observaron circunstancias similares, en distintos grados.
En el noreste de Nigeria y los países de la cuenca del Lago Chad hubo denuncias de violaciones y abusos cometidos por Boko Haram y en el contexto de las operaciones gubernamentales de contrainsurgencia. En una de las peores formas de reclutamiento forzado, Boko Haram utilizó a 30 niñas y niños para realizar atentados suicidas en la cuenca del Lago Chad.

En Sudán del Sur, la protección de los civiles siguió deteriorándose, sobre todo a partir de julio. Entre los incidentes denunciados figuraron las ejecuciones extrajudiciales, los secuestros, la violencia sexual y las restricciones a la libertad de circulación por ambas partes en el conflicto. En noviembre, el Asesor Especial para la Prevención del Genocidio advirtió del riesgo de genocidio en Sudán del Sur. El genocidio no ocurre de la noche a la mañana; es un proceso que lleva tiempo de preparación. Por lo tanto, puede ser evitado. Tenemos la responsabilidad compartida de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para evitar el riesgo y por ello exhorto al Consejo de Seguridad a que adopte medidas decisivas.
Los niños siguieron pagando un alto precio en los conflictos. En varios conflictos, como los del Afganistán, el Iraq, la República Árabe Siria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, siguió habiendo muy numerosas violaciones contra los niños, en particular asesinatos y mutilaciones, que fueron documentadas por el mecanismo de vigilancia y presentación de informes sobre violaciones graves contra los niños en situaciones de conflicto armado. El reclutamiento y la utilización de niños por fuerzas y grupos armados también siguió siendo un motivo de gran preocupación, pues hubo un aumento significativo de casos en la República Centroafricana, la República Árabe Siria y Somalia.

Preocupa particularmente el efecto perjudicial de los conflictos en la educación. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que 246 millones de niños viven en zonas de conflicto, y muchos de ellos se ven privados de la educación cuando sus escuelas son destruidas, utilizadas con fines militares o clausuradas por motivos de seguridad o porque los maestros han huido.
En Afganistán, casi la mitad de los niños en edad de escolaridad primaria no concurren a la escuela. En Sudán del Sur, casi el 60% de esos niños no van a la escuela y en las zonas afectadas por el conflicto 1 de cada 3 escuelas ha sido clausurada.
El mecanismo de vigilancia y presentación de informes comprobó que 41 escuelas del Afganistán eran utilizadas por el ejército y en Sudán del Sur se registraron 21 casos nuevos de escuelas utilizadas con el mismo fin. En la República Democrática del Congo, se verificaron 51 ataques contra escuelas, más del doble de la cifra de 2015.
La educación de las niñas siguió viéndose seriamente afectada a causa de las amenazas o los ataques contra maestras y alumnas en el Afganistán, el Iraq, Malí, Nigeria y la República Árabe Siria. Insto a todos los Estados Miembros a que refrenden la Declaración sobre Escuelas Seguras, un compromiso internacional para proteger a las escuelas y universidades contra los ataques y evitar su utilización con fines militares en un conflicto.
Esta situación tan perjudicial en el ámbito de la educación, pone en riesgo el cumplimiento en ciertos países del cuarto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible:

Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, pero a su vez afecta al cumplimiento de otros de los Objetivos marcados como son:
Objetivo 1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
Con la celebración de este día mundial se pretende concienciar y reflexionar sobre la protección y el respeto al Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos, así como la protección de los civiles, incluidos los trabajadores humanitarios y sanitarios, y las obras y edificios públicos.
Si quieres leer sobre los post de años anteriores, puedes acceder pulsando en los siguientes enlaces:
Trabajo Social y Refugiados en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria 2016
Día Mundial de la Asistencia Humanitaria y Trabajo Social 2015
Día Mundial de la Asistencia Humanitaria ¿qué es lo que más necesita al mundo 2014
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Referencias:
Día Mundial de la Asistencia Humanitaria – ONU
Objetos y personas protegidas por el DIH: Civiles – CICR
Informe del Secretario General de la ONU de 2016 sobre la protección de los civiles en los conflictos armados
Objetivos de Desarrollo Sostenible
Día Mundial de la Asistencia Humanitaria
Imagen Derecho Internacional Humanitario